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Mantener el agua de tu piscina cristalina, saludable y libre de productos químicos agresivos es posible gracias a la cloración salina. En esta guía completa te explicamos qué es un clorador salino, cómo funciona, sus ventajas, tipos disponibles en el mercado y cómo elegir el mejor para ti.
Antes de entrar en detalles técnicos, es útil entender qué es un clorador salino y cómo actúa en el tratamiento del agua. Este sistema convierte la sal en cloro de forma natural, ofreciendo una alternativa más saludable y sostenible frente a los productos químicos tradicionales.
Durante la electrólisis, el clorador salino aplica una corriente eléctrica sobre el agua salada. Esto separa los elementos de la sal (NaCl) y genera hipoclorito sódico, un desinfectante eficaz. Posteriormente, la sal se regenera en el ciclo, permitiendo una purificación continua.
El cloro generado es más suave y natural. No provoca olores desagradables, ni efectos irritantes en la piel o los ojos como los cloros tradicionales. Además, su acción se activa directamente en el circuito del agua, manteniéndola limpia y segura.
Incorporar un sistema de cloración salina en tu piscina aporta numerosos beneficios relacionados con la salud, el mantenimiento y la economía doméstica. Estas son algunas de las mejoras que notarás en el uso cotidiano de tu piscina.
Al eliminar el uso de productos clorados agresivos, se reduce notablemente la irritación en piel, mucosas y ojos. Además, el olor típico a «cloro» desaparece.
Los cloradores salinos trabajan de forma automática. Solo necesitas controlar el nivel de sal y realizar una limpieza ocasional de la célula electrolítica.
Este sistema evita la acumulación de sustancias tóxicas y reduce el impacto ambiental, ya que no hay vertidos de productos químicos.
Aunque la inversión inicial puede ser mayor, el uso de sal resulta mucho más económico que comprar cloro regularmente.
Los sistemas de cloración salina aportan beneficios diferenciados en tres grandes aspectos: bienestar físico, seguridad y respeto por el medio ambiente. Analicemos cada uno de ellos en detalle.
Cada piscina tiene necesidades particulares. Por eso, el mercado ofrece varios tipos de cloradores salinos que se adaptan según el nivel de automatización requerido y las condiciones del agua. Aquí te explicamos las opciones más comunes.
Ideales para piscinas pequeñas o de uso esporádico. Fáciles de instalar y manejar.
Automatizan el ajuste del pH del agua, optimizando la eficacia del cloro.
Controlan el potencial de oxidación-reducción, garantizando niveles óptimos de desinfección.
Al momento de adquirir un clorador salino, conviene valorar algunos factores clave para asegurar su rendimiento. Estos son los principales aspectos que debes tener en cuenta.
Elige un modelo que se adapte al volumen de agua de tu piscina para garantizar una cloración efectiva.
Cuanto mayor sea la automatización, menor será el mantenimiento requerido. Los sistemas con regulación de pH y ORP son más completos.
Revisa que el clorador sea compatible con el sistema de filtrado y depuración ya instalado.
El precio de un clorador salino varía según sus prestaciones. Considera el coste de instalación y el mantenimiento anual.
La instalación de un clorador salino no requiere una reforma integral, pero sí seguir unos pasos básicos para garantizar su eficacia. Además, mantener el equipo en buen estado es sencillo si se realiza un seguimiento periódico.
A continuación, respondemos algunas dudas comunes que surgen al considerar la instalación de un clorador salino. Esta sección te ayudará a resolver inquietudes prácticas.
La concentración ideal oscila entre 4.000 y 6.000 ppm, dependiendo del fabricante.
No. La salinidad es mucho menor que la del mar, por lo que no tiene ese sabor salado.
Sí, es posible. Solo necesitas adaptar el sistema de filtración y conectar el clorador salino.
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